Por: Pablo Di Marco
Soy de la vieja guardia: para mí los libros en papel son objetos irremplazables, casi de adoración. Sin embargo, escuchar a la escritora y editora Valeria Iglesias decirme con lucidez y pasión: “No editamos ebooks porque no tenemos plata para el libro en papel. Editamos ebooks porque apostamos a la cultura digital” me obliga a abrir la mente y repensar toda rigidez. A fin de cuentas el libro digital es una herramienta, y toda herramienta bien utilizada es bienvenida.
– Sos directora y editora de Ediciones Outsider. Imagino que estar al frente de una editorial independiente es una experiencia tan enriquecedora como desmoralizante. ¿Me equivoco?
– Creo que estar al frente de un proyecto independiente, en cualquier área de la cultura, tiene partes iguales de adrenalina y satisfacción por un lado, y de dolores de cabeza por el otro. Se trata de proyectos que comienzan porque uno necesita emocionalmente ponerles pilas. Pero luego de un tiempo uno se encuentra en la encrucijada de hacerlo rentable o dejarlo en stand by (uno nunca abandona del todo sus proyectos del corazón). De hecho, eso pasó con Outsider durante casi dos años, hasta que volvimos con esta nueva propuesta en septiembre de este año.
– Ediciones Outsider, más allá de haber publicado varios libros en papel, también está muy enfocada al ebook. ¿Qué te brinda ese formato?
– Un ebook es, potencialmente, un libro que puede ser leído con tan solo un click en cualquier lugar del mundo. Y se puede reproducir al infinito, no necesita reimpresiones.
– Todavía somos varios los dinosaurios que consideramos al libro como un objeto fetiche, casi de adoración. A la hora de negociar publicaciones, ¿son muchos los escritores reacios a no ser publicados en papel?
– En general, quienes se acercan o quienes convocamos ya saben que Outsider es una editorial digital, que publica en papel cuando el ebook llega a una cierta cantidad de descargas. Esta publicación en papel sería una suerte de celebración por el éxito. Sin embargo, a veces nos preguntan si pueden poner dinero y sacar el libro en papel al mismo tiempo. Creo que esto sucede porque los artistas independientes estamos acostumbrados a pagar por espacios para difundir nuestra obra. Yo creo que es una locura. No sacamos ebooks porque no tenemos plata para el libro en papel, porque tener funcionando la Editorial también tiene sus costos. Sacamos ebooks porque apostamos a la cultura digital. Porque apostamos al contenido y a la posibilidad de difundirlo cada vez más lejos y a más lectores. Y estamos en contra de que el artista pague por difundir su obra. Si lo pensás bien, cuando un artista paga por difundir su obra ganan todos: la imprenta, la distribuidora, la editorial, la librería, el que hace prensa y también el periodista que lo reseña. ¿Y el artista que permitió que todos ganen es el único que pierde económicamente hablando? De todos modos, los pocos casos de escritores que, más que reacios, se encontraron un poco desorientados con el ebook, enseguida se dieron cuenta de que con la editorial le estamos poniendo mucho amor al proyecto y que muy pronto sus libros van a ser muy visibles. Tanto como si fuesen de papel.
– Interesantísimo, Valeria. Ahora contame de dónde proviene tu amor por la literatura norteamericana. Y ya que estamos en tema, volemos lejos: ¿qué autor estadounidense contemporáneo quisieras sumar a Outsider?
– Soy Licenciada en Lengua Inglesa, así que tuve dos literaturas inglesas, una norteamericana y otra de los países de habla inglesa. De alguna manera, una tiene más chances de gustar de aquello que mejor conoce. Adoraría tener a Lorrie Moore en Outsider. Alguien más realista de desear en el catálogo sería Dean Bakopoulos. De todos modos, no descartamos la posibilidad de hacer vínculos con otras editoriales independientes del mundo e intercambiar autores. Ya estamos en proyectos con Chile y Brasil. Quién te dice que también alguna vez hacemos algo con Estados Unidos.
– Un escritor solía decir que jamás releía sus libros porque le daba terror la posibilidad de encontrarles errores. Escribiste varios poemarios y una novela (Correo sentimental, Pánico el pánico, 2012) ¿Solés releerlos? ¿Qué relación tenés con esos libros?
– Releí muchas veces mis libros cuando los saqué de gira por las lecturas a las que me invitaban. No los leí de corrido, pero fui releyendo partes y no tuve disgustos. De mi primer poemario, Papel reciclado (edición de autor), a lo mejor pienso que muchos de sus poemas ya no me representan, pero es lo que es, y no creo que podría ser diferente. Con Restos de Jukebox (poesía, Tocadesata Ediciones) y Correo sentimental ya no siento esa lejanía, pero no porque sean más cercanos en el tiempo, sino porque fueron libros que escribí, corregí y publiqué sabiendo bien lo que hacía.
– En la última entrevista no hice las dos últimas y clásicas preguntas de Un café en Buenos Aires y los lectores casi me matan, así que vamos a terminar la entrevista como corresponde para que mi vida no corra riesgos: alguna vez Vargas Llosa dijo que el día más triste de su vida fue cuando Jean Valjean murió en Los miserables. ¿Cuál fue el día más feliz de tu vida?
– Valeria: Es una pregunta bien difícil; la felicidad es algo tan simple y a la vez profundo que a veces una se la confunde con momentos de mucha adrenalina. O momentos inolvidables. Pero los días más tristes también son inolvidables, así que eso no sería parámetro. Creo que sin duda fue el día que nació mi hijo. No tanto por el parto en sí, que fue trabajoso, y que -justamente, hablando de adrenalina- fue tan movilizante que lo recuerdo borroso y como un sueño. Pero ese fue el día que lo puso en el mundo y gracias a eso hoy existe sobre la tierra la persona que más quiero.
– Te regalo la posibilidad de invitar a tomar un café a cualquier artista de cualquier época. Contame quién sería, a qué bar lo llevarías, y qué pregunta le harías.
– Valeria: A Amanda Palmer, sin duda. La llevaría a La Orquídea (Corrientes y Medrano) donde por mucho tiempo tuvo lugar la oficina de Outsider. No sé qué le preguntaría, porque ella ya compartió casi todo de su vida en las redes sociales. Pero, tal vez, le pediría que me cuente otra vez, con sus propias palabras, cómo fue que lo conoció a Neil Gaiman y se enamoró de él.