Un viejo poemario de José Asunción Silva en Greensboro

Por: Ramiro Lagos
Resaltando el hecho de que la Universidad de Carolina del Norte en Greensboro ha tenido la suerte de tener entre sus catedráticos al poeta Mark Smtih Soto, cuya tesis doctoral fue sobre la poesía de José Asunción Silva, fue una grata sorpresa hallar por casualidad en una librería de libros usados de la calle Spring Garden, la obra titulada: José A. Silva, Poesías completas, publicada en Buenos Aires en l941. Debe destacarse con esta obra publicada 45 años después del suicidio del poeta ( 1896), que el nombre de Silva avanza aún más en dimensión continental. Pero lo más sorprendente es que la editorial argentina Sopena, utilizando un viejo texto literario de Silva, lo haga aparecer como prologuista, nada menos que para negarse a que lo consideren poeta: “Llamarme a mi con el mismo nombre con que los hombres han llamado a Esquilo, a Homero, al Dante, a Shakespeare, a Shelley…¡qué profanación y qué error!..¡Dios mío! Yo no soy poeta”, añade, para identificarse como soñador. En efecto soñaba “en forjar estrofas que sugieran mil cosas”. Y siendo así el hecho de que Silva nunca se autocoronó de poeta, como ocurre con su grey lírica posterior, fue la crítica seria, la que no dudó en consagrarlo como gran poeta precursor del modernismo preciosista y novomundano al lado de José Martí. Y quizás fue Unamuno quien primero lo inmortalizó como poeta, considerando su “Nocturno” como poema inmortal. Para Unamuno “la música de Silva es música de alas”. De ahí que su rítmico nocturno sea el poema más declamado y aclamado por la gran audiencia.
Quien leyó a fondo en Colombia la poesía silvista fue el maestro Guillermo Valencia, ponderando su poesía genial desde el marco de un poema titulado “Leyendo a Silva”. Ha de anotarse, que sin ser llamado “Maestro” título que se dan ahora los “poetas toches”, Silva es todo una cátedra de poesía para todos los gustos, hasta para los psicopáticos y escépticos. De ritmo fonético al ritmo del corazón, su arte poético abarca una variedad temática de triunfal gusto estético. Hay en su repertorio poemas cósmicos y campanales, poemas de la vida cotidiana, los del más acá existencial y los del más allá metafísico, hilo a hilo unidos, hasta llegar a sus “Gotas amargas”. Y a su “Egalité”.
Leyendo otra vez, su largo poema lírico-epopéyico: “Al pie de la estatua”, dedicado al Padre de la Patria, su tema bolivariano cobra actualidad convirtiéndolo en el gran cantor del americanismo libertario. Poeta de protesta Silva. he ahí lo que dice su manifiesto lírico: “Yo he sido también la musa inspiradora de las estrofas que azotan como látigos…Yo soy la musa indignación….Yo inspiro a los Tirteos eternos…Yo canto la lucha de los pueblos, las caídas de los tiranos, las grandezas de los hombres libres” Y para terminar esta nota, se le podría preguntar a Silva, cómo se hizo poeta y por qué hay tantos cambios temáticos e improntus en su poesía. Y él nos respondería como prologista de su obra publicada en Argentina: “Lo que me hizo escribir mis versos fue que la lectura de los grandes poetas me produjo emociones tan profundas, como lo son todas las mías…Uno no hace los versos: se hacen dentro de uno y salen…El que menos ilusión puede forjarse respecto al valor artístico de mi obra, soy yo”. Ello sugiere, como enseñanza suya, que son por una parte la variedad de lecturas la que altera los temas y enriquece el espíritu líricamente y por otra parte es la crítica académica cónsona con la gran audiencia la que destaca la voz del gran poeta. Y Silva es una de nuestras voces epónimas de plausible eco unánime de ayer y de hoy

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