Una muy oscura historia de amor. Cumbres Borrascosas de Emily Brontë

Cumbres borrascosas es una de las novelas más destacadas y potentes del siglo XIX. Narra la apasionada y tempestuosa historia de Catherine y Heathcliff, dos seres atormentados que se debaten entre la pasión, el odio, la obsesión y la venganza; un amor desesperado que traspasa las fronteras de la muerte y que hace de esta obra una de las más atractivas de todos los tiempos. Presentamos una edición traducida en Colombia por Gina Marcela Orozco. 


Por Jahir Camilo Cediel Rincón


Lejos de la ciudad de Londres, abarrotada por completo de una apatía característica de sus pobres relaciones sociales y una constante y desilusionante velocidad, se encuentran, apacibles sobre los campos lozanos bañados por el fulgor del sol, dos terrenos ubicados en Yorkshire, Inglaterra. El señor Lockwood es el nuevo inquilino temporal de la Granja de los Tordos, ubicada a seis kilómetros de Cumbres Borrascosas, lugar que contrarresta sus expectativas de amabilidad y cordialidad de la ruralidad inglesa. Es gracias al ama de llaves que se responden tantos interrogantes de esta intrincada historia entre dos casas y dos familias. La razón y consecuencia de esta historia entre maldad, odio y amor se encuentra en la novela Cumbres Borrascosas de la escritora británica Emily Brontë, publicada por Panamericana Editorial.

Esta edición del clásico de la literatura universal no solo es bella, sino interesante, en una primera impresión, la portada transmite gran parte de las emociones que se desarrollarán alrededor de la historia. La carátula está constituida por tonos fríos con la silueta de una mujer, rodeada por dos árboles casi deshojados, acompañados por algunos matices con colores cálidos con pájaros y una flor. Este conjunto de elementos gráficos minimalistas ya refleja uno de los motivos principales de la novela, la dualidad de dos tensiones, el amor y la maldad, incluso si lo segundo implica lo primero. Por alguna razón que desconozco, había pensado en esta obra como el bello transcurso del amor en sus distintas etapas de florecimiento y no pude estar más equivocado, lo que me alegra bastante; Cumbres Borrascosas no se centra en el amor dentro de su innegable felicidad, sino más bien en la maldad, la pérdida, la angustia, el profundo dolor y el rencor por la familia.

El cambio de expectativa producido por la novela al lector es un choque maravilloso de significados personales ya que Cumbres Borrascosas es una obra que puede hacer sentir la mayor felicidad por sus personajes, pero también, la mayor repulsión por ciertos actos o escenarios planteados. Así, la clásica obra de Emily Brontë es capaz de mantenernos interesados y en tensión a lo largo de sus páginas llenas de una narrativa espléndidamente construida con distintos tipos de narrador y tiempos verbales.

Todo buen lector es, antes que nada, un excelente chismoso y es este recurso, el chisme, el que hila todas las implicaciones de la obra en un sentido narrativo interior y exterior a la novela en sí. La historia inicia con el señor Lockwood, el nuevo vecino, quien le pregunta a su ama de llaves, Ellen Dean, qué es lo que sucede en la casa más cercana, Cumbres Borrascosas; aquello que motiva al hombre a conocer las implicaciones de sus vecinos, y también lo que puede motivar al lector a terminar el libro, es el increíble chisme entre la historia de dos familias y tantos rencores mutuos. El inicio nos cuenta que hacía poco más de dieciocho años en Cumbres Borrascosas moraba la familia de los Earnshaw, conformada por el dueño del hogar, sus hijos, Catherine y Hindley, y el criado Joseph. Un día el señor Earnshaw sale a Londres y regresa con un pequeño de la edad de sus hijos, a quien llaman Heathcliff. El tiempo avanza, los chicos van creciendo y dándose cuenta que este hermano adoptivo es de naturaleza hosca, descortés y sumamente egoísta. Toda su felicidad reside en el mal ajeno, sea este provocado por él mismo o no, además de ser siempre el que busca la enemistad entre Catherine y Hindley al ser el favorito de su padre por haber tenido un pasado diferente y difícil. Por la cercanía del hogar, las costumbres y la crianza, Heathcliff cae perdidamente enamorado de Catherine, quien había adoptado algunos de sus rasgos ya que se volvió también un poco revoltosa, egoísta y mimada. Contrario a lo que se pudiera esperar, la chica Earnshaw no decide casarse con Heathcliff, sino con el hijo de la Granja de los Tordos, Edgar Linton, más por su posición social y estatus que por un verdadero aprecio. Para este punto la narrativa ya ha establecido la personalidad de los personajes y sus espacios de ficción, a partir de aquí es cuando la historia utiliza estos mismos elementos y los combina con cierta malicia y perversión como en el caso de Heathcliff, quien se vuelve poco a poco en el personaje más interesado, oportunista y mentiroso que pudo haber existido jamás. Sea por el trato diferente que sus hermanastros le daban al crecer o por su misma condición de no tener un apellido, a este personaje no le importará manipular, engañar y causar daño para conseguir sus objetivos, sean el amor de Catherine, su sola cercanía o un lugar donde aguardar la muerte y ser respetado hasta que esta llegue.


Portada de Cumbres borrascosas de Emily Brontë
Portada de Cumbres borrascosas de Emily Brontë

El telón de fondo de toda la novela, aquél elemento que le da sentido a cada palabra e interacción es Heathcliff, por lo que es sumamente importante preguntarse ¿Quién es él?, ¿Qué es lo que le hace existir y ser coherente en un mundo que parece que le sea hostil o adverso? A medida que la narración va avanzando y, de paso, caracterizando más al personaje, el lector se puede dar cuenta de su importancia, su superficie es que esté dispuesto para hacer el mal y funcionar como villano pero también para poner en evidencia los defectos de los demás personajes. Sea Heathcliff la razón de los celos entre Edgar y Catherine porque esta siempre le prefirió a él por acompañarla durante gran parte de su vida, o haber heredado el hogar de los Earnshaw por la adicción a la bebida y al juego de Hindley, el personaje funciona como una presencia reveladora y translúcida de problemas internos que de otro modo quizá nunca se hubieran mostrado. Heathcliff es el perfecto mecanismo ficcional en Cumbres Borrascosas ya que su presencia nos permite albergar las distintas contradicciones de los dos terrenos, sus entrecruzamientos y extrañas realidades, evidentemente, sin él tendríamos una historia muy aburrida. Así, este personaje es el que sostiene la narrativa de la novela, sea que en un inicio produzca lástima por su condición y luego repulsión por sus intrincados planes de venganza, es un personaje digno de ser tenido en cuenta durante todo el libro y analizado en cada una de las instancias que le rodean. Por ello, seguir muy de cerca a Heathcliff, significa dejarnos sumergir en uno de los mejores chismes de la historia de la literatura universal, revelando que el amor no es un bello sentimiento que nos eleva ultra-terrenalmente, sino uno que también nos hunde en el abismo profundo de la condición humana.


Cumbres Borrascosas no se centra en el amor dentro de su innegable felicidad, sino más bien en la maldad, la pérdida, la angustia, el profundo dolor y el rencor por la familia.